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viernes, 25 de febrero de 2011

De Aquí a Un Rato. Texto y fotos.



11 de febrero

Quizás el título contenía ya una advertencia para los espectadores, un manual de prevención o un aviso que yo no supe leer. Y es que la pieza que presentaron Verónica Garzón con los bailarines me hubiera gustado que me enganchara, que me “tocara”, que me emocionara, que me hubiera hecho pensar o reír hasta reventar. Hubiera deseado haber salido del Molino Rojo conmocionado o transformado mínimamente, pues el Molino en sí alberga la esperanza de que allí cualquier cosa puede ocurrir. Pero no, la esperanza no fue suficiente.


Verónica, David, Carmela, Diana y Javier nos presentaron un repertorio de ejercicios dancísticos bien soportados en diversas técnicas de release, contact, jazz, etc. Un sucinto despliegue de movimientos estructurados en torno a esforzadas secuencias coreográficas grupales -subrayadísimas por una música recurrente e ineficaz-, y coronadas por la ejecución de una serie de solos repartidos a partes iguales por cada uno de los bailarines. Siendo justos, habría que destacar el trabajo de Diana Bonilla, que sobresalió –precisamente- por su manera de deshacerse del cuerpo. Todo ello quedaba “dramatúrgicamente” hilvanado por el narrativo deambular tristón y confuso de uno de los chicos, y los sucesivos encuentros “dramático-dancísticos” con cada uno de sus compañeros. Y así, sin enterarnos, todo pasó y no pasó nada. Todo sin entusiasmo. Sin fragilidad. Sin espasmo.


Al finalizar, alguien me aclaró –fijándose, supongo, en mi ceño fruncido- que era un trabajo todavía “en proceso”. Como si mi ceño frunciera por la calidad o la todavía borrosa ejecución de los movimientos. Cómo si eso fuera condición suficiente. Nadie me aclaró, sin embargo, si por ser un trabajo “en proceso” –aún hoy me pregunto qué esconde ésta empachosa expresión, además de una disculpa-, quedaba legitimada la inconsistencia de la propuesta; o si es que en la danza contemporánea nos es suficiente para recoger el aplauso del público con aspirar a la buena práctica y ejecución de una supuesta técnica. No entendí si la forma legitimaba el fondo, o si en el supuesto caso de que no hubiera fondo, con la búsqueda de la forma era suficiente.


Con todo, no puedo negar que el ejercicio fue más o menos entretenido, con diversos focos de atención, diversas variantes de trabajo en grupo e individual, etc. Todo bien instalado en el reduccionista esquema de cualquier trabajo de danza (¿sería este el objetivo?). Y sin querer poner en duda el trabajo que seguro hay detrás de la propuesta, me pregunto más bien qué no había detrás, qué no había de fondo, por qué no ocurrió nada. Martin Heidegger en su Ser y Tiempo nos advierte de que antes de emprender cualquier estudio debemos preguntarnos por la legitimidad de la pregunta que justifica nuestra labor, pues eso lo dotará de sentido y profundidad. Quizás Verónica, David, Carmela, Diana y Javier todavía no saben qué se están preguntando, todavía no han encontrado el sentido. Pero quizás no sea más que cuestión de tiempo, quizás de aquí a un rato…

Manuel Bellisco



20 de Febrero.

Hoy todo transcurrió de manera más tranquila ya que como muchos sabréis el 11 tuvimos complicaciones. Me refiero al individuo que saltó a escena, pero que por suerte no produjo ninguna catástrofe.


El grupo estaba mucho más compacto, quizás habían bastantes nervios, era el último día y la compañía invitó a mucha gente del ámbito de la danza. Nos presentaron un trabajo más elaborado respecto al día 11, las transiciones tenían mayor fuidez. Los tiempos en escena respiraron mejor, y tuvimos la oportunidad de ver a Carmela, que nos deleitó en el final con movimientos ondulados y espirales que transcurrian de arriba abajo con seguridad y llenas de expresión. Nos habló desde una danza poética que atrapó la atención de todo el público.


Agradecemos a Diana, Javi, David, Verónica y Carmela su generosidad, ya que como todos sabéis las condiciones en El Molino Rojo no son las recomendadas para la danza. El suelo es duro , hace mucho frío y humedad. Y además sólo hay dos personas que pueden ayudar en el montaje. Por lo tanto gracias por el esfuerzo y espero que en próximas ediciones podamos ofreceros mejores condiciones.

Todas las fotografías son de Miguel Ángel García.