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domingo, 29 de mayo de 2011

Programación Junio 2011


Junio 2011 Tabula Rasa II versión. Ciclo organizado por Italo Panfichi.

Coherente con su sentido de experimentación y desafiando las fronteras escénicas, vuelve el
ciclo Tabula Rasa.
En esta oportunidad invita a dos artistas que desde la poesía y las artes visuales ingresan a
escena con dos propuestas libres y contundentes.


- VIERNES 3
El Molino Rojo C. Embajadores 53.
21h. MÁTER AMANTÍSIMA (Sayak Valencia)
Es un proyecto de Perfopoesía y sonido. Sayak Valencia en colaboración con Luisa Pastor revisan a través del lenguaje, la poesía y el sonido la relación con el vínculo materno.

- SÁBADO 18
El Molino Rojo C. Embajadores 53.
21h. VERÓNIKA TE BAILA UN TANGO (Verónica Márquez)
Verónika es una artista visual especializada en autorretrato. Utiliza su cuerpo y su vida para contarnos diferentes narraciones a través de la fotografía y el video.
Invitados VJ: Basi Tante, Sánchez Albentosa, José Luis Guerrero y Ptt.
Cámara: Javier Salinas.
Maquillaje: Diana Hoz.
Colaboración: Ángela Santiago de la cruz.
Dirección e interpretación: Verónika Márquez.




Junio - Julio 2011 Los viernes en Tabacalera

- VIERNES 10 de JUNIO
El Molino Rojo C. Embajadores 53.
21h. D A N D E L I O N
Kytatioh Co & ConserLab
Performance and improvisation.
Concepto: Pedro Berdäyes.
Música: Renato Seixas.
Photo: Nohelia Velo.
Improvisación: Juan Cabrera, Jorge Calderón, Laura Cuxat, Ekaterina Daragan-Sushchova, Beatriz Francos, Ana Gracia, Nuhacet Guerra, Luis Alberto Largo, Gloria LLevat, Cristian López, Inés Narváez, Mirian Varela, Juan Carlos Verdú.

- VIERNES 1 de JULIO
El Molino Rojo C. Embajadores 53.
21h. CAER EN QUERER [LOVE IN FALL]
Amor en caída al revés (contrato a dos - en bruto)
Trabajo en proceso.“El mayor error que puede cometerse es desperdiciar la felicidad que rezuma todo el proceso de la búsqueda. La felicidad está en la sala de espera de la felicidad” E. Punset
Creación e interpretación: Lucio Baglivo y Matias Zanotti.

Para más información o si deseas enviarnos tu propuesta, por favor contacta con nosotros en escena@espaciomenosuno.com o pregunta por Mari Cruz Planchuelo en el 660.527.574

martes, 17 de mayo de 2011

La casa Animal: Texto crítico y fotos


La casa animal más bien parecía una “casa escénica” y bien podría haber sido una casa a secas: con su sala de estar, su dormitorio, su salón, algo para beber y picar… Lo primero fue una invitación a compartir su casa, la de los artistas. Un ambiente artificial de normalidad o una artificial normalidad ambiental, sello, ya recursivo, de las propuestas performativas más contemporáneas. En todo caso, un espacio sosegado, colmado de gente que improvisaba miradas buscando encontrar a otra gente…


Al comienzo -durante el murmullo inicial- se respiró un aire de fiesta clausurada. En el espacio habitaba la contradicción de principio y final. No se sabía si se celebraba algo o ya se había celebrado, pero sí pululaba la incertidumbre de no saber qué iba a pasar.

En el centro de la “casa”, en torno a una mesa repleta de bebidas y copas, estaban sentados los artistas: las bailarinas Lucía Marote y Ana Cruseilles y los músicos Antonio Dueñas y Peter Memmer. Todavía sin noticias del animal, todavía en calma. Sin saber, ni ellos mismos, en qué acabaría la fiesta. Poco a poco el sonido cortante de una botella, arrastrada por Peter contra la pared, fue acallando el murmullo y cristalizando el foco. Poco a poco los cuerpos de los artistas entraron en la tensión de saberse responsables del encuentro. Y así, sin esperar demasiado, empezó a discurrir el impulso.


Lucía y Ana saltaron a la lona del salón buscando dónde acomodarse en el espacio sonoro que ya habían empezado a generar Antonio y Peter. Antonio, con la sinceridad pegada a la garganta, desplegó un juego de texturas sonoras desde el susurro hasta el quejío tribal que permitió el choque de los cuerpos. Un diálogo de células que discurrió entre el amor y el odio. Las bailarinas, auto-enfundadas en una sola camiseta, se confundieron en un solo cuerpo en disputa. Como dos siamesas plegadas en una -bailadas en una-, Lucía y Ana comenzaron a habitar juntas: deseándose, odiándose, acariciándose y golpeándose, en una fusión e intercambio de movimientos entre sus cuerpos dancísticos que, aderezadas con el acertado líquido sonoro con el que Peter y Antonio nos empaparon a todos, terminaron en un clímax atmosférico carnal y excitante, pero difícil de sostener...

Llego la calma y con ella la confusión. El parón. El no sé qué hacer. La fragilidad del verse ahí arrojado y no saber cómo seguir. Un estado de vulnerabilidad donde, en una improvisación como esta, es posible ir más allá de la carne y dejar que emerja “lo raro”, “lo brumoso”, “el vapor” de lo oculto… Pero no, en esta ocasión no pudo ser. El acallado sonido devino silencio y el silencio tibio vacío.

Sin embargo, todavía faltaba algo para el final: “el animal” de la casa.


Tras un improvisado dúo sonoro entre Ana y Antonio, al calor de la cálida voz de una y la guitarra bien temperada del otro, apareció finalmente la animalidad y la fuerza. Sobre la mesa, abandonada entre copas de vino, no era fácil pronosticar que Lucía resurgiera en forma de “animal”: en forma de bello animal.

Y es que, tras un breve coqueteo de movimientos con (contra) Ana, Lucía nos deleitó con la furia de su cuerpo. Con la rebeldía explícita de las formas salvajes y su naturalidad. Con la justeza de la técnica y la ternura de un cuerpo frágil.


Al final, Ana apagó las luces una a una hasta quedarnos a oscuras y en silencio, y yo desee que hubieran seguido bailando y que Antonio y Peter hubieran seguido sonando, en nuestro silencio a oscuras.

Manuel Bellisco

Fotos: Lucie Geffre