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viernes, 12 de marzo de 2010


El miércoles, día 10 de marzo, tocaron en la serie Masuno en Escena dos grandes músicos: el violista lisboeta Ernesto Rodrigues y el guitarrista escocés Neil Davidson.


Lo primero que habría que resaltar de su actuación, unos 45 minutos de diálogo musical totalmente improvisado, es su gran nivel de compenetración. Se trata de dos músicos que llevan ya varios años tocando juntos y esto se nota, sobre todo, en su capacidad de asumir riesgos, ya que claramente cada uno confía en la capacidad del otro de responder ante lo inesperado. Y con razón.


En segundo lugar, hemos de comentar la maestría con la que cada uno maneja su instrumento. Lejos de un virtuosismo convencional, estos dos músicos entienden que sus respectivos instrumentos son herramientas, ni más ni menos. Y como todo buen artista, los utilizan para hacer lo que ellos mismos quieren, y no para reproducir patrones ya más que caducos. Así pues, Ernesto y Neil frotan, rascan, golpean, tañen, rozan y acarician sus instrumentos con total libertad, pero con enorme rigor. La libertad es la de utilizar el instrumento exclusivamente como medio para vehiculizar su propio lenguaje musical. El rigor viene de la enorme claridad de ese lenguaje, y la consiguiente necesidad de utilizar el instrumento con la suficiente precisión como para reflejar un pensamiento musical lleno de matices y detalles, que además emplea un vocabulario sonoro heredero de la revolución que, a lo largo del siglo pasado, cambió por completo la materia constituyente de la música.


Por último, quisieramos comentar la intimidad y la complicidad que emana de estos músicos cuando tocan. Lo suyo es un diálogo en todos los sentidos. Y es un diálogo que comparten, no solamente entre ellos dos, sino también con el público. La falta de ambages, posturas y convenciones vacías permite al oyente una recepción directa de la presencia humana en escenario, sobre todo en un ambiente ya, de por sí, íntimo como es Masuno en Escena. Aquí no hay carisma ni espectaculo, ni falta que hace. Aquí, hay sencillamente música.


Wade Matthews
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